Lourdes baila. Es de nuevo afirmación cabal. Su cuerpo es el sabio surtidor de una luminosa energía que la recorre, y ella hace transitar, por todos los ramajes de la carne. Cuando danza se convierte en un impúdico torbellino cultivado, una aristócrata insumisa hendiendo a dentelladas el espacio. El sudor le hace una caricia de sal pero ella no es estatua sino relámpago indócil. Danza y el tiempo no es campana ni reloj sino incendio invisible. Es alfabeto su cuerpo, canción sus músculos, secreto dicho a voces su presencia. Lourdes baila: epifanía de lo visible en lo visible.
2005
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