lunes, 18 de abril de 2011

Ety Hillesum (palabras para I. que danza esos acordes)

¿Será? Hace años, en algún lugar, y antes de conocer sus diarios y cartas, me prometí esperarla. Y la esperaba, porque desde hacía ya tiempo sabía que la bondad camina dulce y discretamente, pegada a los minuciosos recovecos de la vida diaria. Sin aspavientos, pero con desmesura. Ety arrojó por una rendija de uno de esos vagones nazis del horror, una pequeña misiva en la que nos solicitaba que la aguardásesemos. Regreso inverosímil de los campos. Demanda de impedirnos sucumbir a la simpleza contundente de las maquinarias triviales de la crueldad. ..Cuando muchos años después, en una madrugada que caminaba lento, leí la nota, lloré como no sabía que se podía hacer por una amiga desconocida, pero íntima. Inmerecida amiga que me acompaña generosamente a pesar de la breve estatura de mi audacia ética. Ety es un reto, una floración de la bondad. Un acorde conmovedor de inteligencia, bondad y alegría sensual. "La vida es hermosa", decía, en medio de un campo de prioneros agobiados por el hambre, el frío, y la espera azuzante de la deportación, de la condena.Y no era evasión, sino compromiso apasionado con la fuente fresca de la dignidad -chispa primera-, que Ety sabía reconocer en cada pliegue de la vida que decidió testimoniar.

Y tú, querida I., no puedes evitar la conmoción del mundo, de los rostros y los actos. Intuyo también que tu naturaleza es la de aquellos que caminan vestidos de su sola piel sin resguardo.

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